En los hechos de los apóstoles encontramos unas palabras de Jesús, que no están en los evangelios, pero que si se conservaron por tradición:
Hechos 20, 35
En todo os he enseñado que es así, trabajando, como se debe socorrer a los débiles y que hay que tener presentes las palabras del Señor Jesús, que dijo: Mayor felicidad hay en dar que en recibir.
Todos quieren ser felices. Pero no todos lo son. ¿A qué se debe? Es que lo buscan de la manera equivocada.
Generalmente muchos buscan ser felices, recibiendo; esto es «si me das un regalo soy feliz», «si me das lo que necesito soy feliz», en una palabra, cuando recibo algo: atención, regalos, cosas; «soy el centro del universo», entonces solo seremos felices cuando la gente nos de algo – lo que no siempre sucede.
Sin embargo, si yo decido dar, donarme a mi mismo, entonces el grado de felicidad que tengo en la vida depende de mis actitudes y acciones. De ser el centro del universo, a ser el servidor de todos; entregar de mi tiempo, mis recursos, mi amor, mi persona.
Esa actitud nos asemeja a Dios, quien siempre da a todos.
Reorientemos nuestra vida, admitamos que la felicidad se encuentra en el dar; con alegría, de corazón…. dar nuestra vida, en el matrimonio, negocio, profesión etc. Así viviremos estas realidades de otra manera: gozando…. y nos pareceremos más a Dios.
Te dejo esta historia que nos lo muestra!!!
LAS TRES PLENITUDES

Tienen, pero no comparten. Retienen, pero no dan. Son magníficos, pero magníficamente estériles. Son simples servidores de su egoísmo.
También he conocido hombres-canal: es la gente que se desgasta en palabras, que se pasa la vida haciendo y haciendo cosas, que nunca rumia lo que sabe, que cuanto le entra de vital por los oídos se le va por la boca sin dejar pozo adentro. Padecen la neurosis de la acción, tienen que hacer muchas cosas y todas de prisa, creen estar sirviendo a los demás pero su servicio es, a veces, un modo de calmar sus picores del alma. Hombre-canal son muchos periodistas, algunos apóstoles, sacerdotes o seglares. Dan y no retienen. Y, después de dar, se sienten vacíos.
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