Entre La Razón Y La Fe

Explorando el Diálogo entre Pensamiento y Creencia

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Discernimiento Espiritual

Discernimiento espiritual: Entre la consolación y la desolación

En la vida espiritual, enfrentamos momentos de claridad y paz, pero también de incertidumbre y angustia. San Ignacio de Loyola, en sus Ejercicios Espirituales, nos ofrece una enseñanza clave: el buen espíritu y el mal espíritu influyen en nuestro estado interior. Comprender esta dinámica nos ayuda a discernir y a mantenernos firmes en el camino correcto.

La lucha entre el buen espíritu y el mal espíritu

Cuando una persona busca sinceramente a Dios, el buen espíritu la consuela, fortalece y da paz. En estos momentos, sentimos seguridad interior, claridad en nuestras decisiones y confianza en el futuro. Ayer experimenté esto con certeza: una paz interna me aseguraba que todo saldría bien.

Sin embargo, hoy amanecí con dudas, con culpa por decisiones pasadas y con miedo por lo que vendrá. Este es el mal espíritu actuando, intentando desanimar, generar confusión y alejarme de la confianza en Dios. Como explica San Ignacio, cuando alguien está en un buen camino, el enemigo intenta perturbarlo con pensamientos de inseguridad y desesperanza.

¿Cómo resistir en la desolación?

San Ignacio nos da reglas para estos momentos de desolación:

  1. No cambiar las decisiones tomadas en consolación. Lo que ayer vi con claridad y paz no lo debo poner en duda solo porque hoy me siento abatido.
  2. Permanecer firme en la oración y la confianza en Dios. La desolación es una prueba que se supera con paciencia y perseverancia.
  3. Actuar en sentido contrario. Si el mal espíritu quiere paralizarme con culpa y miedo, debo responder con un acto de fe, esperanza y acción.

La Epístola de Santiago nos advierte sobre la inestabilidad de la duda:

“El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.” (Santiago 1:8)

No podemos permitir que las emociones momentáneas dicten nuestro camino espiritual. La fe no se basa en sentimientos fluctuantes, sino en la verdad de Dios, que es firme y estable.

Transformar la prueba en gloria para Dios

Cada ataque del mal espíritu es una oportunidad para crecer en fortaleza espiritual. En lugar de hundirme en la culpa y la incertidumbre, elijo hacerle la guerra con la luz de la verdad. Esta batalla interior me permite extraer perlas de sabiduría de los problemas, glorificando a Dios con mi testimonio.

«Porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón.» (Mateo 6:21)

Estamos en cuaresma. El mal espíritu nos busca tentar para que simplemente dudemos de Dios, nos distraigamos y nos apartemos de él. Permanezcamos, perseveremos en lo que decidimos cuando el buen espíritu llenaba nuestros corazones en la consolación

Mi tesoro está en Dios y en su verdad, no en las sombras de la duda. Que esta reflexión nos ayude a todos a vivir con firmeza en la Ciudad de Dios, resistiendo al mal y avanzando con fe y esperanza.

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