“Venid a mí todos los que estáis cargados y agobiados…” Mateo 11
Tan importante como saber trabajar, es necesario saber descansar y renovarse. El que usted logre resultados en su trabajo, negocio o ministerio depende de su “Producción” y de su “Capacidad de Seguir Produciendo”.
La primera se da mientras usted está “ejecutando” su trabajo. La segunda, cuando da “mantenimiento” a su principal herramienta de trabajo: usted mismo.
El viejo relato de la gallina de los huevos de oro ilustra la manera como en nuestro afán por resultados y logros – aún para el Señor – nosotros mismos nos desgastamos. Si no damos mantenimiento a la “maquinaria” con el pretexto de que tenemos que seguir “produciendo”, al final no solo dejaremos de dar resultados, sino también perderemos para siempre la capacidad de hacerlo.
¿Qué empleamos al momento de producir? Emociones, fuerza física, intelecto, recursos espirituales, etc. Por tanto, el desgaste ocurre a todos…
- Sin distinción de edad. La Biblia afirma: “los jóvenes se fatigan y se cansan…” (Is. 40)
- Sin distinción de posición social o económica.
- Sin importar el grado de unción que tenga su ministerio. (Mire el caso del Profeta Elías)
- Sin importar la urgencia de los problemas a resolver.
- Sin importar cuál sea la relevancia de la función que usted desempeña.
- Sin importar cuánto los demás, o aún usted mismo, se considere indispensable.
La verdad es que si no descansa o se renueva, colapsará.
Concordamos con usted en que hay responsabilidades ineludibles; que hay otros que dependen de nosotros… y que, dada la urgencia, no puede “abandonar” o “darse un tiempo”. ¿Cómo podemos entonces balancear nuestra vida? ¿Es necesario renunciar a metas, dar resultados, tomarse unos días o meses?
No es necesario que usted se vaya lejos, a alguna isla desierta… recuerde que la tensión y el agotamiento ocurren dentro de usted, no afuera. Es más, podría ir al mejor spa del mundo, pero la tensión y la preocupación que producen su agotamiento están en usted.
Volviendo al ejemplo del mantenimiento de la “maquinaria”, es mejor programar pequeñas pausas para dar mantenimiento de manera periódica, que tener que parar intempestivamente por causa de una enfermedad o “desajuste” repentino.
Apliquemos la misma lógica a nuestras vidas.
Hallando “Descanso y Reposo para Nuestras Almas”
Jesús nos enseña que, para encontrar este solaz en medio de la agitación diaria, debemos:
Mantenenga comunión con Dios.
- No huya de Dios, huya hacia Dios.
- Si usted se acerca a Dios, Él se acercará a usted.
Tenga Disposición a aprender – “Aprended de Mí…”
¿Qué podemos aprender de la conducta de Jesús?
- Tenía una vida de oración. Una vida de oración auténtica equivale a una vida de paz (Filipenses 4:6).
- Practicaba “mini” retiros.
- Observaba el día de reposo semanal.
- Era asertivo.
Practique mansedumbre.
- Los conflictos externos son reflejo de situaciones internas (Santiago 4:1). La depresión y el agotamiento son llamadas de alerta que nos indican que “algo” anda mal en nosotros; que nos estamos descuidando.
- Mansedumbre, en su significado griego tal como se emplea en el Nuevo Testamento, es: la condición de una fiera ya domada. Domine sus impulsos interiores, sus reacciones.
- Póngase un freno.
- Obedezca sin preguntar.
- Haga las cosas en contra de su instinto.
Sea humilde.
- El humilde conoce exactamente cuáles son sus capacidades, cuál es su lugar. No tiene una opinión ni más ni menos elevada de sí mismo.
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