Uno de los pasajes más sorprendentes en la Sagrada Escritura es cuando Jesús, al dirigirse a sus discípulos antes de ir a su pasión los llama «amigos»:
Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos. Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.
(Jua 15:13-14)
Estos hombres eran rudos, volubles; muchas veces no entendían a Jesús; uno de ellos lo negó, los otros lo abandonaron. Cuando Jesús necesitó que oraran por él, se quedaron dormidos.
Pero no nos apresuremos mucho a condenarlos. Nosotros mismos repetimos el prometer tantas veces tantas cosas al Señor; que le seremos fieles, para que, al igual que los discípulos, le fallemos muy a menudo.
Sin embargo, Jesús persiste en querer ser nuestro amigo; sin necesitarlo, anhela nuestra compañía, quiere dialogar con nosotros. Se interesa por nuestros problemas, quiere lo mejor para nosotros.
Sí Dios nos ofrece su amistad, ¿por qué no la cultivamos?
Jesús nos dio la prueba más grande de amistad: Dio su vida por nosotros.
Lo que nos puede levantar de la rutina, del hacer las cosas por cumplir, y de nuestra pereza a la hora de orar es simplemente comenzar a concebir nuestra relación con Jesús como una relación entre amigos.
El Dios que hizo el cielo y la tierra, que se encarnó para salvarnos… ese mismo, quiere ser tu amigo.
La sagrada escritura nos muestra a algunos que cultivaron esta intimidad con Dios, Abraham, David, Jeremías,etc. Todos estos hombres fueron frágiles, falibles, pero lo grande en ellos es su intimidad con Dios.
¿La tienes tú? ¿por qué no conversas más menudo con él? ¿por qué no lo vas a visitar más seguido? ¿escuchas su Palabra? ¿Procuras agradarle? ¿te apartas de todo lo que le agrade?
El motivo por el que muchos no se acercan a Dios es porque no aceptan este llamado de amistad.
Jesús nos muestra su amistad en que ha dado su vida por nosotros: lo hizo en la cruz del calvario, y lo hace comunicándonos la gracia, que es su vida misma a nosotros por medio de sus sacramentos. Su amor nos da la vida.
Esa vida misma nos transforma, nos consuela, nos permite enfrentarnos a los desafíos de la vida…
Medita en esto:
Un Amigo…
- Te acepta tal cual eres
- Cree en ti
- No se rinde contigo
- Admira todas las partes de tu persona (incluso las partes inacabadas)
- Perdona tus errores
- Se entrega incondicionalmente
- Te ayuda
- Te invita a reintentarlo contigo
- Te mantiene cerca de su corazón
- Te ama por quien eres
- Hace una diferencia en tu vida
- Nunca te juzga
- Te ofrece su apoyo
- Te ayuda a levantarte
- Calma tus temores
- Eleva tu espíritu
- Dice cosas lindas acerca de ti
- Te dice la verdad cuando necesitas escucharla
- Te comprende
- Te valora
- Camina a tu lado
- Te explica cosas que no entiendes
- Te grita si es necesario, cuando tú no quieres escuchar y te baja a la realidad…
Dios quiera que aceptes y vivas esta relación de amistad y de seguro tu vida va a cambiar.
Dios te bendiga!!
Jorge Ayona
Deja una respuesta