¿Qué significa realmente tener devoción al Sagrado Corazón?

¿Qué significa realmente tener devoción al Sagrado Corazón?

“Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón” — Mateo 11,29

Introducción

En muchos ambientes eclesiales se promueve con fervor la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Se organizan procesiones, se elevan oraciones especiales, se entroniza su imagen en hogares y comunidades. Todo esto, sin duda, puede expresar amor y entrega a Cristo. Sin embargo, es importante preguntarnos: ¿es posible tener devoción verdadera al Corazón de Jesús sin practicar el amor concreto hacia las personas?

Este breve ensayo desea reflexionar sobre la coherencia entre la devoción externa y la vivencia del amor cristiano, sin juzgar personas ni movimientos, sino apelando al sentido común de la fe y a las enseñanzas del Evangelio.

El Corazón de Jesús, símbolo del Amor divino

La Iglesia ha enseñado que la devoción al Sagrado Corazón es, en el fondo, veneración al amor de Cristo. Así lo expresó el Papa Pío XII en Haurietis Aquas:

“El culto al Corazón de Jesús es un acto de amor a ese amor divino que ha redimido a la humanidad.”

El corazón traspasado de Jesús, del que brotaron sangre y agua, es símbolo del amor que se entrega hasta el extremo (cf. Juan 19,34). Por eso, toda devoción auténtica no puede reducirse a gestos simbólicos: debe manifestarse en obras concretas de caridad.

El amor no se reduce a palabras

San Juan lo dijo con claridad:

“Hijos míos, no amemos de palabra ni de boca, sino con obras y de verdad.” (1 Juan 3,18)

Y el mismo Jesús nos dejó un criterio práctico:

“Lo que hicisteis con uno de estos mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis.” (Mateo 25,40)

Si la devoción al Corazón de Jesús no se traduce en atención, escucha, acogida, acompañamiento, consuelo o misericordia hacia quienes sufren… entonces se vacía de contenido.

Una lógica espiritual simple

Podemos pensar así:

  1. La devoción al Sagrado Corazón es veneración al Cristo amoroso.
  2. Desatender a una persona vulnerable no es venerar al Cristo amoroso.
  3. Por tanto, desatender al necesitado niega el verdadero culto al Sagrado Corazón.

No se trata de una fórmula matemática, sino de una lógica evangélica profunda. La imagen del Corazón de Jesús no representa solo ternura sentimental, sino amor activo, compasión concreta, misericordia encarnada.

Conclusión: devoción que transforma

No se trata de juzgar a nadie, ni de minimizar la belleza de las devociones populares. Es más, tanto lo uno, el culto público de la procesión, como la práctica de las obras de devocion son necesarias. Pero es necesario recordar que la verdadera devoción transforma la vida. Honrar al Corazón de Jesús es adoptar su forma de mirar, de actuar, de abrazar, de consolar.

Más allá de cantos o imágenes, el Corazón de Jesús se honra en cada gesto de amor hacia los que sufren. Y cuando una comunidad olvida esa dimensión, corre el riesgo de caer en una espiritualidad vacía, que huele a incienso, pero carece de fuego interior.

“La religión pura y sin mancha delante de Dios consiste en visitar a los huérfanos y las viudas en sus tribulaciones.” (Santiago 1,27)

Ser devoto del Corazón de Jesús es aprender a amar como Él ama. Y eso —aunque sencillo— es el mayor desafío.


Jorge L. Ayona Inglis
Reflexión personal desde la oración, la experiencia y la búsqueda sincera de coherencia en la fe.