El caso de Jesús, Bultmann y el vampiro
Vampiros, Caín y símbolos universales
El vampiro es una figura presente en culturas tan diversas como la rumana, la africana o la china. ¿Significa eso que el vampiro existió realmente? No necesariamente. Según Carl Gustav Jung, lo que esto demuestra es que se trata de un arquetipo del inconsciente colectivo: una imagen psíquica universal que expresa un contenido común a toda la humanidad, más allá de las culturas.
Ahora bien, ¿significa eso que lo arquetípico no puede ser real? ¿Qué sucede cuando aplicamos este razonamiento a una figura como Jesús?
Bultmann y la desmitologización
El teólogo protestante Rudolf Bultmann (1884–1976) propuso un enfoque revolucionario para leer el Nuevo Testamento: la desmitologización. Su propuesta consistía en “quitar el ropaje mítico” a los relatos evangélicos (milagros, demonios, resurrección física) para centrarse en el mensaje existencial que subyace: el kerygma.
Bultmann, influido por Heidegger, entendía que el lenguaje mítico era una forma simbólica de expresar decisiones fundamentales del ser humano ante Dios. El Jesús que importa no es necesariamente el histórico, sino el que nos interpela existencialmente.
“No se puede usar la luz eléctrica y la radio, recurrir a la medicina moderna y al mismo tiempo creer en el mundo de los espíritus y milagros del Nuevo Testamento.” — Rudolf Bultmann, Nuevo Testamento y Mitología, 1941.
Langdon, el Jesús simbólico y El código Da Vinci
Una idea similar aparece en el desenlace de El código Da Vinci (2006), donde el personaje de Tom Hanks —Robert Langdon— afirma:
“¿Y si Jesús fue solo un hombre extraordinario que inspiró a otros? ¿Eso hace su mensaje menos verdadero?”
Aquí se afirma que, incluso si Jesús no fue divino ni hizo milagros, su figura simbólica y moral sigue siendo válida. Pero esto, aunque suena conciliador, elimina el centro de la fe cristiana: que Dios se hizo carne en una persona real y concreta.
¿Falacia non sequitur?
Aquí aparece una confusión frecuente: como Jesús es un arquetipo universal (redentor, maestro, mártir), entonces no importa si existió o no. Esto es una falacia non sequitur: no se sigue lógicamente.
- Lo arquetípico no prueba la inexistencia histórica.
- Tampoco la existencia.
- Solo muestra que toca algo profundo y universal.
Jung mismo evitaba ese error. Afirmaba que los arquetipos no prueban ni refutan hechos. Solo indican estructuras simbólicas comunes de la psique.
Jesús: ¿símbolo o historia?
El cristianismo no se basa solo en un símbolo poderoso. Se basa en un hecho histórico afirmado con fuerza: la encarnación, muerte y resurrección de Jesucristo. Lo dice san Pablo con claridad:
“Si Cristo no resucitó, vana es nuestra fe.” — 1 Corintios 15:14
Por eso, reducir a Jesús a arquetipo no basta para el cristiano. Puede ser el arquetipo del Sí-mismo, el Hijo eterno, el Redentor universal… pero también fue real. Caminó, habló, murió y —según la fe— resucitó.
Referencias
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Bultmann, R. (1941). Nuevo Testamento y Mitología.
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Jung, C. G. (1959). Los arquetipos y lo inconsciente colectivo.
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San Pablo. Primera carta a los Corintios, 15.
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The Da Vinci Code (dir. Ron Howard, 2006).
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Catecismo de la Iglesia Católica, §§ 638-655 (sobre la resurrección).