Uno de los mecanismos psicológicos que nos impide cambiar y crecer es la proyección. Todos tenemos la tendencia a «ver en otros nuestros propios defectos», o como también se dice: «Cuando señalas a alguién con un dedo, otros tres te apuntan a tí». Otro mecanismo es la «racionalización», esto es, justificar nuestros propios errores confundiéndos con cosas «normales».
El Señor Jesús se refería a este mismo problema cuando en el «Sermón del Monte», dió la famosa parábola de la viga y la paja. No es que Dios no quiera que discirnamos, o que podamos señalar los errores de otros (en la cara de ellos y no a espaldas, por supuesto). Si no más bien, el asegurarnos nosotros mismos que somos libres de los pecados que vemos en otros.
Se cuenta que una vez, a Mohandas Gandhi (conocido como «Mahatma») se le acercó una madre con su hijo pidiéndole: «por favor, dígale a mi hijo que no consuma mucha azúcar». El Mahatma mirando al jóven, no le dijo nada, más bien, le dijo a madre que regresarán después de una semana. De más está decir que esto molestó a la madre. Pasado el tiempo acordado, la mujer regresó con su hijo y esta vez, el Mahatma se advirtió seriamente los peligros del excesivo consumo de azúcar. Interrogado acerca del porqué no lo hizo la primera vez, Gandhi respondió: «Es que hasta entonces yo mismo era esclavo de consumir azúcar de manera excesiva. Era necesario ser libre yo para poder hablarle a otro.»
No creo que exista mejor ilustración de esto.
Incluyo algunas de las «proyecciones» que más comunmente se emplean en nuestras vidas, trabajos, familias y usamos
- Cuando a una persona le lleva mucho tiempo hacer algo, es lenta. Cuando esto me pasa a mí, es que cuido mucho de los detalles.
- Cuando una persona no hace lo que es necesario hacer es perezosa. Cuando me pasa a mí, es que estoy demasiado ocupado.
- Cuando una persona hace algo sin que se lo digan, se están extralimitando en sus atribuciones. Cuando yo lo hago, es que tengo iniciativa.
- Cuando una persona discute fuertemente para defender su posición, es obstinda. Cuando lo hago yo, es que tengo firmeza.
- Cuando una persona hace una buena labor y agrada al jefe, lo está «sobando». Cuando lo hago yo es que sé trabajar en equipo.
- Cuando una persona tiene éxito, por su puesto que es «buena suerte». Cuando me pasa a mí, se debe a mi duro trabajo.
- Cuando una persona pasa por alto normas de educación, es maleducada. Cuando lo hago yo es porque soy original e independiente.
Esperamos que ud. mismo sea libre de cada una de estas cosas. Seamos firmes con nosotros mismos en extirpar estas cosas de nuestra vida, pero misericordiosos con los demás.
¡Hasta Pronto!
©Jorge Ayona