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En aquel tiempo, entró Jesús en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada» Lucas 10, 38-42
En el relato del evangelio, dos hermanas habían recibido a Jesús en su casa. Como es lógico, se esmeraban en atender al Maestro. Pero, Jesús alabó a María, la que estaba contemplándolo – prestando atención a su palabra.
Estás cosas son las que producen cambios profundos en nuestra vida. Dice el apóstol San Pablo en 2 Corintios 3:18
“ Todos llevamos los reflejos de la gloria del Señor sobre nuestro rostro descubierto, cada día con mayor resplandor, y nos vamos transformando en imagen suya, pues él es el Señor del espíritu.”
La contemplación es una forma de oración íntima, personal, en la que quedamos arrobados y extasiados delante de nuestro Señor. Es estar a los pies de Él, arrobados, como si no hubiera nada ni nadie más importante. En ella tocamos la eternidad. No es patrimonio de algunos místicos, sino que Dios quiera darnos esa gracia. Ese mirar “cara a cara con el rostro descubierto” es a la vez don de Dios y ejercicio humano.
Contemplamos a Dios, y escuchamos su Palabra. Esto último implica leer un pasaje de las Escrituras, escuchar una grabación con alguna homilía, leer un pasaje de un libro piadoso (Como la “ Imitación De Cristo”)… y quedarse en silencio, para que la voz del Espíritu Santo, en el corazón y por esa misma lectura, nos cuestione, nos interrogue.
Contemplación y Escucha necesariamente nos llevarán a una conversión, un estilo de vida nuevo, y a desear compartir esa Palabra que recibimos.
Tal es el alma de la verdadera evangelización.
A veces somos como Marta, con buena intención trabajamos para Jesús; pero no dejamos que Jesús trabaje en nosotros. La contemplación y escucha preceden a la acción – aunque esta última sea lo que se ve exteriormente. Tu trabajo, tu labor como padre, tu ayuda al prójimo, son servicios a Dios. Pero serán consecuencia de la gracia de Jesus en nosotros.
La obra de Él en tí, precede a tus obras en favor de los demás.
Ambas, Marta y María son necesarias. No van la una sin la otra. Contemplación y Escucha por sí mismas nos aislan del mundo. Acción sola nos puede alejar de Dios. Necesitamos de las dos para estar en el mundo, sin ser del mundo.
Pidamos la gracia, y esforcémonos por tener ambas. Te dejo esta historia para que pienses…
¿Estás ocupado? “Mientras te levantabas esta mañana, yo te observaba. Esperaba que me hablaras, aunque fuesen unas cuantas palabras, preguntando mi opinión acerca de algún tema o agradeciéndome por algo bueno que te hubiese sucedido el día de ayer. Pero noté que estabas muy ocupada… buscando la ropa adecuada que te ibas a poner para ir al trabajo. Seguía esperando mientras corrías por la casa arreglándote, creí que encontrarías unos cuantos minutos para detenerte y decirme «HOLA»… pero estabas demasiado ocupado…” “Para ver si por fin me percibías, encendí el cielo para ti, lo llené de colores y dulces cantos de pájaros… pero ni siquiera te diste cuenta de ello. Te miré mientras ibas rumbo al trabajo y esperé pacientemente todo el día. Con tantas actividades supongo que… estabas muy ocupado para decirme algo.” “De regreso, ví tu cansancio, quise rociarte para que el agua se llevara tu stress. Pensé que agradándote, te acordarías de mí. Sin embargo, enfurecido, ofendiste mi nombre. Deseaba tanto que me hablaras… aún quedaba bastante tiempo. “ “Después encendiste el televisor. Esperé pacientemente mientras veías tu programa favorito, luego cenaste y nuevamente te olvidaste de hablar conmigo.” “Te noté cansado, entendí tu silencio y apagué el resplandor del cielo pero no te dejé a oscuras. Lo cambié por un lucero… Verdaderamente fue hermoso, pero no estuviste interesado en verlo. “ “A la hora de dormir creo que ya estabas agotado. Dijiste buenas noches a tu familia, caminaste hacia tu cama y casi de inmediato te dormiste. Acompañé con música tus sueños, mis animales nocturnos se lucieron. No hay problema… porque quizás no te dés cuenta que siempre estoy ahí para ti. “ “Tengo más paciencia de la que te imaginas. Quisiera enseñártela para que puedas tenerla con los demás. “ “Te amo tanto que espero todos los días una oración y el paisaje que diseño cada amanecer es para ti.” “Bueno… te estás levantando de nuevo y no me queda otra cosa que entregarte todo el amor que siento por ti y continuar esperando que, al menos, el día de hoy me dediques sólo… un poco de tiempo.” “Que tengas un buen día…” “Dios .” Dios te bendiga!! Jorge Ayona
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Jorge L. Ayona Inglis Mgs. Lic. Consultor, Capacitador, Conferencista – Responsabilidad Social – TIC’s en : Marketing e-learning www.altonivelinternational.org |
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