Entre La Razón Y La Fe

Explorando el Diálogo entre Pensamiento y Creencia

,

El Hospital De Dios

Saludos!!!

Te propongo meditar sobre el Hospital del Señor.

San Juan 13,6-10

Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: «¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?» Jesús le contestó: «Tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás más tarde.» Pedro replicó: «Jamás me lavarás los pies.» Jesús le respondió: «Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo.» Entonces Pedro le dijo: «Señor, lávame no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.» Jesús le dijo: «El que se ha bañado, está completamente limpio y le basta lavarse los pies. Y ustedes están limpios, aunque no todos.»

¿Hace cuánto tiempo que no te haces un buen chequeo?

No me refiero necesariamente al área física. Creo que eso está sobrentendido. Me refiero a un buen examen de conciencia, una limpieza interna.

Es lógico que en nuestra vida diaria estemos expuestos a todo tipo de imágenes, palabras, influencias, modos de pensar, ideologías, personas, influencias, etc. que tiene el propósito específico de seducirnos; de hacernos creer que la búsqueda de bienes, placer, influencia, éxito es todo en la vida. Nos absorbe tanto el trabajo, las circunstancias, que sutilmente toda esa presión nos afecta.

En el evangelio según San Juan, Jesús nos muestra que Pedro, a pesar de estar ya lavado, necesitaba lavado de los pies -la parte nuestra que pisa la tierra, el mundo con sus presiones. ¡Qué interesante! Pedro tenía que estar dispuesto a lavarse los pies, y sólo Jesús podría lavarlo.

Que el orgullo no nos impida el venir a Jesús para lavarnos. Que no nos impida a acudir al sacramento de la penitencia.

Precisamente la ilustración del Hospital nos muestra la importancia de un examen de conciencia -reconocer la necesidad de, y en donde – necesitamos ser lavados, y el alivio que experimentamos al recibir la absolución. El examen de conciencia y la confesión frecuente nos mantendrán limpios y saludables; aptos para servirlo, creciendo espiritualmente; abandonando viejos habitos y adquiriendo virtudes.

HOSPITAL DEL SEÑOR

Fui al Hospital del Señor a hacerme una revisión de rutina y constaté que estaba enfermo. Cuando Jesús me tomó la presión vio que estaba baja de ternura. Al medirme la temperatura el termómetro registró 40 grados de egoísmo.

Hizo un electrocardiograma y el diagnóstico fue que necesitaba varios «by-pases» de amor porque mis venas estaban bloqueadas y no abastecían mi corazón vacío.

Pasé hacia ortopedia: no podía caminar al lado de mi hermano, y tampoco podía abrazarlo porque me había fracturado al tropezar con mi vanidad. También me encontraron miopía, ya que no podía ver más allá de las apariencias; cuando me quejé de sordera Jesús me diagnosticó quedarme sólo en las palabras vacías de cada día.

GRACIAS SEÑOR, porque las consultas son gratuitas, por tu gran misericordia. Prometo, al salir de aquí, usar solamente los remedios naturales que recetas en el Evangelio… tu palabra, tus sacramentos…

Al levantarme tomaré un vaso de AGRADECIMIENTO.

Al llegar al trabajo, una cucharada sopera de BUEN DÍA.

Cada hora un comprimido de PACIENCIA y una copa de HUMILDAD.

Al llegar a casa, SEÑOR, voy a tener diariamente una inyección de AMOR, y al irme a acostar dos cápsulas de CONCIENCIA TRANQUILA.

¡¡¡¡¡ GRACIAS SEÑOR !!!!!

Dios te bendiga!!!

Jorge Ayona

Jorge L. Ayona Inglis Mgs. Lic. Consultor, Capacitador, Conferencista – Responsabilidad Social – TIC’s en : Marketing e-learning Community Management red.altonivelinternationa 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *