Entre La Razón Y La Fe

Explorando el Diálogo entre Pensamiento y Creencia

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¿Dónde Está Dios?

Saludos!!!

Muchas personas reclaman a Dios por las guerras, niños abandonados, corrupción, injusticias, etc. Hace poco le eescuché a un taxista las mismas objeciones en contra de la existencia, o la providencia de Dios.

Léamos estos dos versículos:

Proverbios 19,3 Uno se arruina por su propia estupidez, ¡y luego le echa la culpa a Yavé!

Mateo 5,8 Felices los de corazón limpio, porque verán a Dios.

En el primer pasaje implica que según sean nuestras decisiones: Sabias o necias, nos vendrá bienestar o ruina. No es culpa de Dios. Dios hizo todo bueno, y bueno en gran manera. Las insensatas decisiones del hombre arruinan el planeta, los países, los gobiernos, los matrimonios, las familias, y por esta misma necedad, en vez de reconocer sus responsabilidades, el hombre le echa la culpa a Dios.

En realidad, el drama del Edén, en que uno a otro se culpaban se repite a cada rato.

En nuestro segundo pasaje, la manera como tenemos nuestro fuero interior – llamado «corazón» – determinará nuestra percepción de Dios  (Lee Marcos 7,21-23).

Es decir, aquellos que culpan a Dios – o no creen en Dios, tan solo muestran la condición de su mundo interno.

Si alguno está en esa condición, o nosotros mismos hemos caído en eso, vale el consejo de Santiago:

Santiago 4, 7-10. Sométanse,pues, a Dios; resistan al diablo y huirá de ustedes. acérquense a Dios y él se acercará a ustedes. Purifíquense las manos, pecadores; santifiquen sus corazones, indecisos.Reconozcan su miseria, laméntenla y lloren. Lo que les conviene es llanto y no risa, tristeza y no alegría. Humíllense ante el Señor y él los ensalzará.

Esta historia te ayudará a entenderlo mejor:

«Un hombre fue a una barbería a cortarse el pelo y recortarse la barba. Como es costumbre en estos casos, entabló una amena conversación con la persona que le atendía. Hablaban de muchas cosas y tocaron varios temas. De pronto, hablaron de Dios. El barbero dijo: Fíjese caballero, que yo no creo que Dios exista, como usted dice…

  • Pero, ¿por qué dice usted eso? – preguntó el cliente.
  • Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe, o dígame, acaso si Dios existiera, ¿habrían tantos enfermos?, ¿habría niños abandonados?. Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión. El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio. Recién abandonaba la barbería, observó en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo. Al parecer, hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado. Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:

  • ¿Sabe una cosa? los barberos no existen . . .
  • ¿Cómo que no existen? – preguntó el barbero – Si aquí estoy yo, y soy barbero.
  • ¡No! – dijo el cliente – No existen porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
  • Ahh, los barberos sí existen, lo que pasa es que esas personas no vienen hacia mí.
  • ¡Exacto! – dijo el cliente – ese es el punto, Dios sí existe, lo que pasa es que las personas no van hacia Él y no le buscan, por eso hay tanto dolor y miseria…»

Dios te bendiga!!! Jorge Ayona

Jorge L. Ayona Inglis Mgs. Lic. Consultor, Capacitador, Conferencista – Responsabilidad Social – TIC’s en : Marketing, e-learning – Community Manager

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