Desarrollo teológico: Justicia y Misericordia en la Tradición Cristiana

Desarrollo teológico: Justicia y Misericordia en la Tradición Cristiana

Durante siglos, en el seno de la Iglesia ha existido un intenso debate sobre si Dios castiga o no. Una comprensión errónea de este tema puede generar serias confusiones no solo en el ámbito de la ética y la moral, sino también en la legislación y la administración de justicia.

Para entender cómo la Iglesia equilibra justicia y misericordia en su enseñanza, es necesario abordar estos conceptos desde cuatro perspectivas: (1) la Revelación en la Escritura, (2) la enseñanza de los Padres de la Iglesia, (3) la teología moral y (4) la Doctrina Social de la Iglesia.


1. Justicia y Misericordia en la Sagrada Escritura

La Biblia presenta a Dios como infinitamente misericordioso, pero también como juez justo. La relación entre justicia y misericordia se expresa en varios pasajes clave:

a) El Antiguo Testamento: Justicia retributiva y misericordia

En la mentalidad hebrea, la justicia de Dios es tanto retributiva (premia el bien y castiga el mal) como restaurativa (busca la conversión del pecador).

  • Éxodo 34,6-7: Dios es “misericordioso y clemente, lento a la ira y rico en amor y fidelidad… pero no deja impune al culpable.” Aquí se ve la armonía entre justicia y misericordia.
  • Deuteronomio 16,20: “La justicia, solo la justicia seguirás, para que vivas y heredes la tierra que el Señor tu Dios te da.” La justicia es fundamental para la estabilidad social.
  • Isaías 1,16-17: Dios exige tanto castigar al malvado como ayudar al oprimido.

Dios es paciente con el pecador, pero su justicia exige reparación. Esto refuta la idea moderna de que Dios «no castiga» o que la misericordia es simplemente indulgencia.

b) El Nuevo Testamento: Jesús y el equilibrio entre justicia y misericordia

Cristo encarna la perfecta armonía entre justicia y misericordia.

  • Mateo 5,7: “Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.” La misericordia es una virtud cristiana, pero no excluye la justicia.
  • Mateo 25,31-46: En el Juicio Final, Jesús separará a justos de injustos. El amor y la caridad son criterio de juicio, pero hay castigo para los que no hicieron el bien.
  • Lucas 19,1-10 (Zaqueo): Jesús muestra misericordia al publicano, pero Zaqueo responde con justicia reparadora, devolviendo lo robado.
  • Juan 8,1-11 (Mujer adúltera): Jesús perdona a la mujer, pero le exige: “Vete y no peques más.” El perdón no significa impunidad.

2. Padres de la Iglesia: Justicia y Misericordia en la Tradición Patrística

Los Padres de la Iglesia abordaron el tema con profundidad. Ellos rechazaban tanto la severidad extrema (sin misericordia) como el laxismo (sin justicia).

a) San Agustín: Justicia y castigo son parte de la misericordia

San Agustín enseñaba que Dios castiga no por odio, sino para corregir y llamar a la conversión:

“Dios no sería bueno si no castigara al malo.” (Sermo 13)

La justicia de Dios busca la restauración del pecador, pero sin dejar de lado la responsabilidad.

b) Santo Tomás de Aquino: Justicia y Misericordia son atributos divinos inseparables

Para Santo Tomás, la misericordia no elimina la justicia, sino que la perfecciona (Suma Teológica, I, q. 21, a. 3):

“Dios actúa misericordiosamente, no contradiciendo su justicia, sino sobrepasándola.”

Esto significa que la justicia es el mínimo necesario para el orden social, pero la misericordia va más allá sin negarla.

c) San Juan Crisóstomo: La misericordia no es impunidad

San Juan Crisóstomo advierte contra una falsa misericordia:

“La misericordia que deja impune al malvado no es misericordia, sino negligencia.” (Homilía sobre Mateo)

Aquí hay una crítica directa al garantismo extremo, que en nombre de los “derechos humanos” permite la impunidad de criminales reincidentes.


3. Teología Moral: Justicia, Misericordia y el Orden Social

a) El pecado tiene consecuencias sociales y exige justicia

La teología moral enseña que el pecado no solo daña al pecador, sino también a la comunidad.

  • Catecismo 1869: “El pecado engendra una inclinación al mal y daña la estructura de la sociedad.”
  • Catecismo 2266: “La pena impuesta por la autoridad pública debe ser proporcionada y orientada al bien común.”

Aquí la Iglesia reconoce el derecho del Estado a castigar el crimen para proteger a la sociedad.

b) La justicia restaurativa y punitiva

Hay dos dimensiones de la justicia en la teología moral:

  1. Justicia punitiva: Castigar al criminal para restaurar el orden.
  2. Justicia restaurativa: Reintegrar al pecador mediante la reparación del daño.

El error del garantismo es enfatizar solo la restauración, olvidando la dimensión punitiva, lo que genera impunidad.

c) La misericordia mal entendida genera injusticia

El Papa Benedicto XVI, en Caritas in Veritate, advierte sobre el riesgo de separar justicia y misericordia:

“Una sociedad sin justicia no es misericordiosa, sino anárquica.”

Cuando los jueces y abogados católicos permiten que delincuentes reincidentes queden libres, están cayendo en una falsa misericordia que va contra la justicia.


4. Doctrina Social de la Iglesia: Aplicación a la Sociedad y el Estado

a) El derecho y deber del Estado de castigar el crimen

El Compendio de la DSI (n. 402-404) enseña que el Estado tiene la obligación de garantizar la justicia:

“La autoridad pública tiene el deber de castigar el delito en proporción a su gravedad, en vista de la seguridad de la sociedad.”

Aquí se reafirma que el Estado no puede abdicar de su responsabilidad de sancionar el crimen en nombre de una falsa clemencia.

b) El equilibrio entre castigo y rehabilitación

  • La Iglesia promueve penas proporcionadas que busquen la reinserción, pero sin descuidar la protección de la sociedad.
  • Esto implica que algunos criminales peligrosos deben permanecer en prisión para evitar que sigan dañando a otros.

c) Justicia y defensa de las víctimas

El Papa Francisco en Fratelli Tutti señala que la justicia debe proteger a las víctimas, no solo centrarse en el agresor.

  • ¿Cómo afecta esto al Perú? Si los jueces ignoran el sufrimiento de las víctimas y liberan criminales reincidentes, están actuando contra el bien común.

Conclusión: Justicia y Misericordia, un Equilibrio Necesario

  1. La Biblia y el Magisterio muestran que Dios es justo y misericordioso a la vez.
  2. Los Padres de la Iglesia y los teólogos han defendido que la misericordia no puede significar impunidad.
  3. El garantismo extremo en el Perú es contrario a la enseñanza católica porque olvida la justicia y desprotege a los inocentes.
  4. La Iglesia enseña que el Estado tiene derecho y deber de castigar el crimen para proteger la sociedad y promover el bien común.

El reto para los abogados y jueces católicos es aplicar la verdadera justicia cristiana, que combina castigo y rehabilitación sin caer en extremos.

Si te interesa, podemos profundizar más en las aplicaciones prácticas para la legislación peruana desde esta perspectiva.