Un testimonio de fe y esperanza
En un entorno difícil, una persona enfrenta diariamente rechazo, envidia y persecución simplemente por ser diferente. No es un caso aislado ni nuevo; la historia humana y bíblica está llena de ejemplos de aquellos que, por su integridad, su visión o su fe, sufren la incomprensión y la oposición de quienes los rodean.
Esta persona, que llamaremos “Ariel”, ha vivido esta realidad en su lugar de trabajo y estudio. A pesar de su edad, su experiencia y su formación, se ha encontrado con obstáculos y actitudes que buscan minar su ánimo y desacreditarlo. Es la misma historia de José, hijo de Jacob, quien fue vendido por sus propios hermanos porque era distinto y porque tenía sueños que ellos no podían aceptar (Génesis 37:18-28).
José pasó por el rechazo, la prisión injusta y la traición, pero Dios estaba con él y lo levantó para ser una bendición para muchas personas (Génesis 39:2-3, 41:41-43). Su historia nos recuerda que
“El Señor está cerca de los quebrantados de corazón, y salva a los de espíritu abatido” (Salmo 34:18).
Otro ejemplo es David, quien fue perseguido por el rey Saúl, que intentó anularlo y matarlo por celos y envidia. Sin embargo, David se mantuvo fiel a Dios y finalmente fue ungido rey sobre Israel (1 Samuel 18-31). Dios lo protegió y cumplió sus promesas (Salmo 27:1).
El profeta Jeremías también fue objeto de rechazo y persecución por proclamar la palabra de Dios en tiempos difíciles. Fue encarcelado, maltratado y calumniado, pero nunca perdió la fe, y Dios usó su testimonio para preparar a su pueblo para la restauración (Jeremías 38, 1 Pedro 2:21).
En el libro del Éxodo, el pueblo de Israel sufrió bajo la opresión de Egipto, pero a pesar de todos los esfuerzos por oprimirlos,
“Cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y se extendían” (Éxodo 1:12).
Esto es un testimonio poderoso de que la resistencia y la fe pueden superar la adversidad.
Para “Ariel”, esta historia es una fuente de esperanza: aunque enfrenta críticas y obstáculos, confía en que Dios tiene un propósito para su vida, y que, como con José, David, Jeremías y los israelitas, la persecución es pasajera y la bendición llegará.
En momentos de dificultad, es importante recordar:
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos” (Mateo 5:10).
Este testimonio es para todos los que se sienten diferentes, rechazados o incomprendidos. No están solos. Dios está obrando, y la adversidad es sólo parte del camino hacia una mayor bendición.