La psicologización de la vida moderna se refiere a la tendencia a explicar y tratar las dificultades cotidianas como problemas psicológicos, lo que puede patologizar la experiencia humana.
Muchos desórdenes mentales, emocionales y psicológicos pueden ser resultado de la presión social, cultural y económica de vivir en una sociedad moderna y compleja.
La falta de una brujula moral y de dominio propio puede contribuir a la aparición de problemas psicológicos, como la ansiedad, la depresión, la adicción y la falta de sentido de la vida.
Creo que es tiempo de que volvamos a los aspectos ascéticos, místicos y filosóficos que por más de 1200 años caracterizaron nuestra cultura. Aquí propongo algunos puntos para retomar el orden en nuestras vidas:
Conoce tu razón de ser: El propósito de nuestras vidas no es nuestro ego ni ser productivos. Como bautizados, nuestra razón de ser es servir a Dios y darle gloria en todo lo que hacemos. San Ignacio de Loyola nos recuerda que hemos sido creados para alabar, respetar y servir a Dios, y que todas las cosas en la tierra están destinadas a ayudarnos en esa búsqueda.
Desarrolla tu magnanimidad: La magnanimidad es la virtud de reconocer nuestra dignidad como hijos e hijas de Dios. En lugar de buscar autoestima, debemos aspirar a esta grandeza. Reconoce tu grandeza y dignidad como cristiano y actúa en consecuencia.
Oración y discernimiento: Dedica tiempo a la oración y el discernimiento. Tras un tiempo de oración, decide las tareas a realizar durante el día o la semana, organiza las prioridades y planifica las que se dejarán para más adelante. La oración te ayudará a alinear tus acciones con la voluntad de Dios.
Vive según la mente de Cristo: Filipenses 2:5 nos insta a tener la misma actitud que hubo en Cristo. No vivas en vanidad, sino busca la mente de Cristo en todo lo que hagas. Recuerda que tu vida no es tuya, sino que es Cristo viviendo en ti.
Practica la caridad: El amor al prójimo es fundamental en el evangelio. Busca oportunidades para servir a los demás, ser compasivo y perdonar. La caridad es una forma concreta de vivir según el evangelio.
Recuerda que ordenar tu vida según el evangelio es un proceso continuo. ¡Que Dios te guíe en este camino!
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